Restos del Cavalier Mustang F-51 derribado por F. Soto |
La mal llamada Guerra
del Fútbol ó Guerra de las 100 horas,
que se desarrolló allá por 1969 del 14 al 18 de julio entre El Salvador y Honduras, dio origen al Día
de la Hondureñidad (en 2015 pasó sin pena ni gloria), sin embargo no quiero
ahondar en ese tema propiamente, más bien quiero compartirles un relato de
aquella época, que me ha parecido más que interesante porque concentra la
vivencia y el sentir de mi gente que no tuvo una participación bélica, pero lo
vivieron en carne propia.
Relato:
“Yo trabajaba en la Embajada Americana, en ese tiempo, entraba a las 12 de la noche a
trabajar, cuando rompió relaciones El Salvador con Honduras, nos dijeron los
marinos “nadie va a trabajar, se me vienen todos aquí a esta oficina y se
sientas todos aquí sin moverse” y corrieron todos los marinos a quitarse el
uniforme blanco que usaban y se pusieron “fatiga” y se subieron sobre el techo
de la embajada francotiradores y nos dejaron salir hasta las 6 de la mañana del
siguiente día y estuvimos como 15 días sin trabajar por precauciones de la
embajada.
Ya en la casa, a las 6 de la tarde toda la capital estaba
a oscuras, nadie podía fumar, había toque de queda y no podíamos prender las
luces; decían que la gente se metiera bajo la cama, solo se escuchaba un gentío
en la calle y el chililín chililín de los machetes, algunos patrullando para
que no se fueran a meter los “guanacos”. Los Policías con sus carabinas 30/30,
las Fuerzas Armadas estaban peleando
en la frontera.
Yo me escondía bajo la cama con mi hija tierna, con
machete en la mano para poder salvar nosde los “guanacos” que pudieran invadir Tegucigalpa y de la gente que vandalizó
quebrando negocios salvadoreños, quebraban vidrios, recuerdo una tienda de
zapatos que le quebraron todos los vidrios, y quemaron la prensa salvadoreña
que quedaba en Comayagüela
El mero 14 comenzaron a volar aviones sobre Tegucigalpa; y no nos hizo paste El
Salvador por la longitud del terreno, es alto, bajo, cerros, y así, y no
conocían la capital, porque buscaron Casamata
para bombardear y bombardearon por la Escuela Americana; se fueron a
bombardear Toncontín y tampoco, cayeron las bombas pero alláaaa al final,
buscaban las gasolineras pero nunca dieron con ellas.
El que se puso las pilas fue aquel viejo de Policarpo
Paz, el Comandante Fernando Soto y el Coronel Teresín, Teresín se bajo un avión
que cayó allá por la Mayangle, otro avión derribado cayó al mar; se metieron a
todo Ocotepeque, se robaron chanchos, jolotes, gallinas, violaron mujeres
dentro de las iglesias, a la hija de un coronel le metieron una botella en la
vagina; Ocotepeque quedó que era un cementerio, era una tufasón, murieron más
hondureños.
Yo tenía un amigo en la Embajada Americana que era
hondureño-norteamericano; pero ya estaba con las Fuerzas Armadas; él peleo con
60 hombres en San Rafael de las Mataras,
por las montañas se los mataron a casi todos, solo le quedaban 11 hombres; y me
contaba que les dijo “Retrocedamos, porque ya no aguantamos”, y decía que las
armas ya las andaban pero rojitas, rojitas, no las aguantaban en la espalda,
eran unas armas tan viejísimas que no se usaban, pero que no fallaban; y decía que mataron
bastantes salvadoreños, porque peleaban en grupo y los hondureños estaban más
dispersos; ya con los 11 hombres vieron que venían como 800 salvadoreños sobre
ellos, decía que de la nada aparecieron los “mojosos” Corsarios de Honduras,
como por un milagro de Dios y no fue más que la Virgen de Suyapa; no fue más que eso, porque era en el momento en
que retrocedían con sus 11 hombres; ya venían de retroceso han sobrevolado dos
aviones sobre como 800 hombres salvadoreños, y los barrieron, los mataron a
todos.
(“Ese 17 de
julio el Comandante Fernando Soto destruyó dos aviones corsarios salvadoreños y
un Mustang p-51”.derribando al reconocido salvadoreño Reynaldo Cortés). Así retrocedieron las tropas salvadoreñas, con los
aviones que nunca habían volado, porque nunca había habido guerra aquí, nunca
habían volado, si se levantaron como decía el “Por Milagro de la Virgen de Suyapa” por eso fue que la declararon “Capitana de Honduras”, y que nunca la
han ascendido, se roba! los títulos de la Virgen, y así se salvaron ellos; y me
acuerdo que él murió tratando de rescatar al hijo de un carpintero que se ahogó
en una poza allá por la carretera vieja de Olancho;
no murió en la guerra para morir ahogado. Yo me apunté como Enfermera Auxiliar
con una vecina para ir, iba a dejar a mi hija con una vecina, pero nos dijeron
que quedábamos para el segundo llamado, gracias a Dios no nos llamaron, porque
en eso terminó la guerra.”
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